sábado, 1 de diciembre de 2007

 

E L E G Í A

Rodando y rodando
he ahí la Tierra, la ex bella,
ex misteriosa, ex fascinante Tierra,
envidiosa de estrellas,
con sus inteligentes criaturas humanas,
honor de las galaxias,
con sus ríos de aguas ex límpidas,
sus selvas ex vírgenes,
sus bosques ex mágicos,
con todos sus confines ex inexplorados,
archidegradados,
con sus Everests ex altos,
archicoronados,
con sus Polos ex helados.

He ahí la Tierra, diminuta
y frágil como un cántaro,
ex mística y ex pródiga de vida,
con sus mares y sus campos
ex limpios, cansados y violados,
con paisajes ex bellos,
con su vida ex salvaje,
con sus cielos ex pulcros nimbados
de humo.

Rodando y rodando
torpemente,
cual pelota pinchada,
la Tierra,
con su atmósfera cuasi venusiana...


Juan Bielsa

 

 

TIERRA DE LA REINA MAUD

Tierra de la reina Maud - Pintura original de Juan Bielsa
Pintura original de Juan Bielsa
Óleo sobre tabla
50'2 x 69'1 cm

 

 

EL MUSEO DE LOS CREPÚSCULOS

Lo confieso, soy un amigo de los crepúsculos. Cada día asisto a la mística despedida de la luz. Cada día el crepúsculo crea una obra de arte inigualable.

En ocasiones, ante algunos atardeceres portentosos, me he sumergido en una Fe poética. Y nada ni nadie puede retener en soporte alguno semejante grandiosidad. ¿Cómo describir los colores, las caricias, la oración del crepúsculo? Es mejor remitirse a los recuerdos inefables que nos dejó en lo más profundo.

Cada cual guarda en su intimidad las islas de ensueño que habitó en compañía del sol que declinaba. Todos hemos contemplado paisajes solemnizados en la transfiguración que otorga el crepúsculo a los campos y al canto de los pájaros, a los montes recortados entre carmines o violetas, a las vaguadas donde las hadas podrían ya danzar entre sus luces de misterio. También nuestros sueños y nuestra mirada han quedado transfigurados ante la belleza última que danza.

Es verdad, es apenas posible la descripción de los crepúsculos. El más grandioso espectáculo no se deja atrapar. Podemos estar inmersos en él, soñar con él, pero su belleza sin parangón es un danzar irreproducible, no pertenece a la superficie de las cosas. El crepúsculo nos remite a nosotros mismos, a la semilla de eternidad que habita en nuestro interior, nos remite a lo importante, a lo no transitorio, a aquello que no engaña. El crepúsculo, como una verdadera obra de arte, no se demora en lo trivial y en lo fungible. El crepúsculo, sabio, nos hace entrever un destello de lo eterno.

¿Qué artista se aproximará siquiera con su obra a la olividadiza obra de arte del crepúsculo? ¿Qué artista nos conducirá hasta el umbral de lo sagrado, como lo hacen las luces elocuentes del crepúsculo? Pues hemos contemplado crepúsculos que eran _que son_ milagro y plegaria en viaje hacia los centros celestes.

Guardo preciosamente la costumbre de asistir, siempre que me es posible, a la cita de mi museo de crepúsculos. Perdidos en el conjunto de sus delicias, vamos atravesando, una a una, las salas de lo inexpresable, paisajes en calma, intuimos las moradas infinitas que nos aguardan en la casa del padre.


Juan Bielsa

 

martes, 6 de noviembre de 2007

 

SALA DE MEDITACIÓN

Sala de meditación - Pintura original de Juan Bielsa
Pintura original de Juan Bielsa
Óleo sobre tabla
60'6 x 73 cm

 

 

Una vida irreprochable

El tema de la felicidad siempre será un tema discutido, debatido. ¿Cómo acercanos a ella, cómo abordarla, cómo vivirla? Existen tantas aproximaciones posibles...

Efectivamente, todo el mundo desea la felicidad, y la desea, lógicamente, ahora.

La aproximación kantiana a la felicidad no es ciertamente baladí. Uno debe hacer lo que cree que debe ser hecho, Uno es coherente con sus principios y sus metas y hace lo que mejor encaja con la ruta que conduce a sus sueños, haciendo caso omiso a las deslumbrantes seducciones externas que de forma continua interfieren con ellos. De ahí surge la satisfacción del trabajo bien hecho, de hacer lo que demanda ser hecho, independientemente de la gratificación inmediata... Es un enfoque tan válido como cualquier otro. ¿Acaso existe una satisfacción semejante a la de realizar una tarea, un trabajo, una misión, que decidimos reflexivamente que debía ser llevada a cabo?

Hacer el bien (el "bien", sí, en su acepción más sencilla, más entendible), hacerlo a nosotros mismos y a los demás, y además hacerlo de tal modo que no deje espacio a la ambigüedad y a la pérdida desconsiderada de tiempo. Cumplir lo que deseamos aportar al mundo, cartografiar la ruta y seguirla. Y al final de cada jornada, al vislumbrar los hitos de nuestro caminar, sentir que el mundo también brilla más alegre, por qué no, gracias a la humildísima aportación de nuestra pequeña-gran luz.

No tener nada (o poco) que reprocharnos al final del día, de la semana, del año, de la vida. Aquí existe un gran placer, real, hondo, no un instante fugitivo de fruición sin sentido.


Juan Bielsa

 


Retórica y silencio

Al principio de las catástrofes, y cuando han terminado, se hace siempre algo de retórica. En el primer caso, aún no se ha perdido la costumbre; en el segundo, se ha recuperado. Es en el mismo momento de la desgracia cuando uno se acostumbra a la verdad, es decir, al silencio.

Albert Camus

 

sábado, 22 de septiembre de 2007

 

Gatica

Enterré a mi amada gata
en el lugar más hermoso de la Tierra,
junto a la noguera solitaria
y en el borde del viñero viejo,
sin frutos y celeste.
Aquí son plegaria
las luces del crepúsculo.
Aquí el aire es un perfume
de espliego y tremoncillo.
Aquí crecen
las flores más bonicas.

Un niño, inocente,
diría : "Quería a mi gatica
como a nada en este mundo".
El poeta dice lo mismo. Es su destino
ser libre como el cierzo y amar el Alma
misteriosa de los seres.

Nada es el cuerpo tras la muerte
y, sin embargo, sería bello
que mis cenizas, algún día, fueran esparcidas
en el lugar más hermoso de la Tierra,
junto a mi gatica parda y blanca,
sobre la piedra que corona su cuerpo muertecico,
junto a la noguera
que se abre al cielo,
junto al viñero con frutos
sólo de belleza y de infinito,
allá donde existió la vida
con amor y con paz, muy lejos
del caos del mundo, muy cerca
del umbral del paraíso.

Como un niño que, inocente,
amaba y ahora añora a su gatica,
el poeta hace lo mismo. Es su destino
viajar libre en el Espíritu
hacia el Alma divina de los seres.

Juan Bielsa

 

Nota.- En el poema se han empleado algunos aragonesismos, usuales en amplias zonas de Aragón, que forman parte de la lengua materna del autor. Son los siguientes, con sus equivalencias en castellano :

- Noguera, sust. Nogal.
- Viñero, sust. Viña, viñedo.
- Tremoncillo, sust. Tomillo.

 

domingo, 9 de septiembre de 2007


El camino de los sueños

Con el paso del tiempo, algunas cosas importantes que ya teníamos bastante claras van clarificándose todavía más. Cosas que entran dentro del campo de nuestra filosofía cotidiana, quiero decir. Llega un momento en que nos encontramos delante de un riachuelo de aguas claras, mágicamente transparentes. Eureka! Hemos descubierto algo valioso. La vida ha acumulado pruebas considerables sobre alguna cuestión clave.

Una conclusión, por ejemplo, bien sencilla: La continua satisfacción del deseo inmediato, a medio y largo plazo, no conduce a ningún puerto hermoso. Es decir, satisfacer nuestros apetitos, sean del tipo que sean, sin un sistema que los pondere, y en su caso refrene con coherencia y firmeza, comporta con frecuencia indeseables consecuencias, a veces nefastas. Todo esto parecen las palabras de un moralista, justamente todo lo contrario de lo que soy.

Uno de los activos más importantes con los que contamos es nuestra autoestima. Y ésta se fundamenta en el grado de coherencia entre nuestra "norma" _nuestros ideales, nuestros principios, nuestras determinaciones, nuestra "agenda"_ y nuestros actos, el cumplimiento que hacemos de todo aquello que hemos pactado con nosotros mismos.

La vida va colocando delante nuestro, y de forma continua, tentaciones, visiones aparentemente sugerentes, "platos" _uno tras otro_ que engañan a la vista y al paladar, y no me refiero precisamente a platos bien cocinados listos para comer. Si tenemos un conjunto de ideas y normas bien claras sabremos cómo reaccionar en todo momento a los estímulos externos. Y también será necesaria una fuerza de voluntad bien entrenada (conscientemente ejercitada). Si no es así caeremos de forma reiterada en las trampas de la mentira y la falsedad, de aquello que no conviene en modo alguno a nuestro crecimiento y a nuestra paz de alma, y a nuestro deseo de ser útiles a los demás, seremos presa de aquello que es exteriormente seductor... pero que después se revela como destructivo e inane.

En principio, parecería sencillo, pues: Tener valores y normas claras, y hacer acopio de la fuerza de voluntad necesaria para cumplir lo que hemos decidido que es mejor para nosotros; todo esto puede alejar mucha esterilidad, puede hacer que ganemos muchos días de felicidad. Todo esto también semeja una obviedad, algunos podrían objetar. Y así de hecho parece, pero muy pocas personas entrenan su fuerza de voluntad de forma continua y consciente. Y muchos sí tienen valores y normas personales, pero los están transgrediendo con insistencia, con perseverancia, día tras día. Falla la voluntad, no hemos entrenado la voluntad. Es decir, que en este caso los supuestos principios, dejados de lado _"por una vez..."_ sirven de bien poca cosa, han sido vencidos por el deseo inmediato.

Si adecuamos lo que pensamos con lo que hacemos, si tenemos coherencia, nuestra autoestima irá creciendo como un día fresco y azul por la mañana, un día que con toda seguridad merecerá la pena, pleno de belleza, un día en el que poder avanzar cumpliendo nuestros sueños. Si actuamos guiándonos solamente por la satisfacción del deseo de cada momento, la cosecha será, sin excepción: un placer fulgurante, brevísimo, y muchos, muchos momentos, a lo largo de días y meses y años, de problemas, de frustraciones, de un continuo alejarnos de todo aquello que más estimamos, de aquello que hace que la vida pueda ser un viaje pleno de sentido.

Juan Bielsa