lunes, 26 de abril de 2021

LA INOCENCIA DE LOS PÁJAROS

LA INOCENCIA DE LOS PÁJAROS

Aquel verano fue
un tiempo hermoso.

Los días se elevaban.

Yo me elevaba y bailaba.

No sé si eras tú la causa
pero al pensar en ti
mis pies no tocaban el suelo.

En aquel tiempo todo era joven
y éramos jardines de colores,
jardines de pájaros.

En aquel verano sentí dentro
lo que sentía cuando era adolescente,
ese misterio.

¿Eras tú la razón de todo eso
o era mi mirada al pensarte?

¿Eras tú o era
la diosa en que creías?

Solo sé que todo en mí
subía y subía y que sólo quería bailar.

Era verano y parecía fácil
ponerse unas alas,
volar en la música que sonaba en el pecho.

Cualquier cosa de ti
me gustaba,
tu voz, tu poesía, los besos que guardabas,
tu independencia, tu fe, tu humildad.

Veía la puerta de tu casa y tenía
tu color.

Veía tus bordados y eran
tu elegancia.

Me imaginaba contigo en cualquier rincón pequeño
de tu vida;
decir alguna palabra allí ya sería
acariciarnos en algún lugar mágico.

No consigo comprenderlo
pero contigo regresé a mis dieciséis años,
a aquel mundo convulso y excelso.

Era verano y volábamos
cada día por un cielo muy azul.

Después,
sin casi darnos cuenta,
llegó el otoño y las lluvias y las nieblas
nos apegaron a la tierra,
las alas quedaron mojadas;
algún malentendido,
algunos silencios, algunos olvidos.

El tiempo nos fue separando.

Y cuando subo a la ermita y sus jardines,
allí donde nos encontramos,
pienso en nosotros,

pienso en los mares de ternura
que durante estos años no nos dimos
y ya no nos daremos.

¿Dónde se fueron las olas
de manos y labios y murmullos?

¿Dónde marcharon
los bailes del amor?

Se fue con el verano
la inocencia de los pájaros.

© Chuan Chusé Bielsa