Concentración y coherencia
Si fuésemos capaces de concentranos en lo que nos interesa de verdad, en aquello de lo que depende nuestra autoestima...
Si fuésemos capaces de atenernos con firmeza y coherencia a nuestros principios y a nuestros planes, a lo que hemos determinado que nos conviene...
Si fuésemos conscientes de la importancia de nutrir constantemente nuestra fuerza de voluntad...
Si no sucumbiésemos a la incitación de lo insustancial, de tantos espejismos...
Estamos rodeados continuamente de tentaciones de todo tipo. De destellos aparentemente maravillosos que pugnan por hacernos perder el rumbo. Nos aturdimos. ¿Dónde estaba nuestra ruta? Nos extraviamos.
Si perdemos la concentración, perdemos el tiempo sagrado de nuestra vida.
Dichoso el día vivido en concentración y coherencia.
Nada más satisfactorio que acabar la jornada y comprobar, con satisfacción, que hemos realizado aquello que nos propusimos. En esa sencilla satisfacción habita la felicidad.
Juan Bielsa