El hada encarnada
Óleo sobre tabla, 60.5 x 76 cm
© Juan Bielsa
Esta pintura
el pintor la guarda para sí
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En mi arte la feminidad, en sentido amplio, es muy importante. Yo hablo como hombre, pero creo que los valores que generalmente asociamos a la femineidad son los que necesitamos en nuestro tiempo. Con el paso de los años, mi visión de la realidad ha derivado hacia posiciones más "femeninas". Sería difícil explicarlo con total claridad, pero puedo decir simplemente que cada vez me apasiona más observar las cosas con una mirada que yo considero que corresponde a lo femenino, a mi parte femenina. Aunque yo sea hombre.
Sí, creo que mi amor por lo contemplativo tiene aspectos femeninos. Y mis creaciones artísticas reflejan esa realidad. Comprendo un determinado mundo femenino y me es cada vez más difícil entender determinados mundos y "modelos" masculinos. Por otra parte, mi "mundo femenino" seguramente tampoco sería entendido por bastantes mujeres, y muy posiblemente sería asimilable a un mundo idealizado. ¡Qué podría hacer! Ese es el mundo que amo. Cada persona tiene sus orígenes e influencias, en muchos casos también literarias y filosóficas. En mi caso la influencia del mundo provenzal y los trovadores es importante. En la antigua Provenza, las mujeres ocupaban socialmente un lugar preeminente, y en aquel tiempo se desarrolló una idea de la femineidad que todavía ejerce su hechizo e influencia sobre nosotros. No se trata aquí de amor romántico, sino de una plena valoración de lo femenino.
En mi arte pueden encontrarse algunas claves y constantes, entre ellas la contemplación y la femineidad. En mis trabajos, estos dos aspectos se funden en ocasiones en uno sólo. Para mí, sin ningún género de dudas, la contemplación constituye la suprema felicidad. Pero esta contemplación necesita el frescor de la femineidad, necesita vida y amor, necesita una belleza interior y también la belleza de los sueños. Una mujer es bella simplemente cuando cuida y valora su femineidad. Y creo que un hombre es bello cuando contempla lo femenino con respeto y admiración.
El arte es muchas cosas a la vez: materia jugando, mística, filosofía, ritmo, poesía, meditación... Yo pinto hadas, esfinges, pinto una idealizada belleza que pueda transmitir un amor contemplativo, felicidad, un paraíso amable. Precisamente, para mí, un auténtico paraíso se conformaría de contemplación y amor, y la mujer tiene mucho que decir sobre estas dos cosas. Creo que mi arte es femenino, en todo caso se conforma a lo que yo puedo considerar femenino; es muy posible que otras muchas personas no estén de acuerdo con mis consideraciones al respecto, lo cual me parece perfecto.
Sin duda alguna, este mundo nuestro, en los complicados momentos actuales, necesita el pleno desarrollo del potencial de la mujer, necesita femineidad, visiones femeninas de un futuro mejor. El futuro, sin duda, es femenino: compasión, contemplación, amplia comprensión, amor.
Juan Bielsa